COVID-19: ¡obedece… o muere!
La historia de la ciencia y la medicina está llena de ejemplos terribles de errores, mentiras, charlatanería, salvajadas y crímenes contra la humanidad.
La historia de la ciencia y la medicina está llena de ejemplos terribles de errores, mentiras, charlatanería, salvajadas y crímenes contra la humanidad.
La FAA dice que los pilotos que participen en los ensayos de la vacuna COVID-19 serán descalificados médicamente por un tiempo indefinido.
La supresión de la ciencia y la falta de debate resaltan los niveles deprimentes de «corrupción» que tienen lugar en nombre de «vencer a la pandemia».
Ya sabemos que la prueba de PCR es fraudulenta. Ha producido una epidemia de falsos positivos que ha permitido al gobierno perpetuar su estafa.
Debería permitirse que las personas sanas vuelvan a una vida normal, manteniendo una atención adecuada de enfermos y grupos de riesgo.
Los encierros matan. Si los apoyas, contribuyes a causar un sufrimiento incalculable a millones de personas y eres cómplice de asesinato.
Un tribunal de Portugal dictaminó que la PCR no es fiable para detectar infección y la cuarentena impuesta basándose en ese test es ilegal.
El complejo médico-político suprime la ciencia para engrandecer y enriquecer a los que están en el poder. Y si se suprime la buena ciencia, la gente muere.
El pánico por COVID-19 es una obra de teatro, una estafa, un fraude. Ya es hora de que entendamos que estamos ante un crimen mundial planificado.
«La epidemia terminó a finales de mayo: cero muertes actualmente». «El 80% de los diagnósticos de COVID son falsos» (Dr. Bellier, neumólogo).
El poder siempre usó el miedo como instrumento para lograr la obediencia de la humanidad. Ahora lo refuerza con un lavado de cerebro a gran escala.
La política del gobierno no sigue la verdadera ciencia. Sea crítico. No se deje dominar por la histeria. La verdad y la serenidad sí que salvan vidas.
Jóvenes, frente a los que os censuran por llevar una vida normal, os damos las gracias al crear inmunidad colectiva y mantener la sociedad a flote.
Que los medios sigan sembrando el pánico y el gobierno aplique confinamientos con pruebas inútiles es de una crueldad imperdonable.