COVID-19: ¡perded toda esperanza!
El sadismo usado por el gobierno de España para combatir la COVID-19 ha fracasado. Sólo ha logrado aplastar las libertades y nuestra dignidad.
El sadismo usado por el gobierno de España para combatir la COVID-19 ha fracasado. Sólo ha logrado aplastar las libertades y nuestra dignidad.
Pese a exageraciones absurdas, y bloqueos injustos, la tasa de mortalidad por COVID-19 es similar a la de la gripe estacional.
La epidemia de COVID-19 es, sin duda, preocupante. Pero lo es más la epidemia de pánico creada por informaciones tremendistas y falsa ciencia.
Ioannidis advirtió de que las tasas de letalidad anticipadas eran monstruosas. Ahora otros científicos le dan la razón, pero tarde.
COVID-19 no sólo mata a personas ancianas o con graves enfermedades previas, sino a quienes tienen demasiado debilitado su sistema inmune.
La prevención del contagio de la enfermedad COVID-19 requiere únicamente precaución, sentido común e higiene de las manos. Nada más.
La explicación más precisa y los mejores consejos sobre el COVID-19 de boca del inmunólogo Dr. Miroli. Ciencia frente a pánico histérico. Excelente.
Algunos gobiernos han implantado medidas draconianas sin datos fiables. ¿Provocarán al final consecuencias más temibles que el propio virus?
La AESA de España, debido al Estado de Alarma por el COVID-19, extenderá los períodos de validez de sus certificados durante 4 meses prorrogables.
Lo que se sabe oficialmente del COVID-19 y le conviene saber. Mantenga la calma. Evite contagiar a otros y protéjase sin histerismos.
Aunque al final el coronavirus provoque una pandemia, hay razones sobradas para no temer una infección que es más leve que la gripe.
El reto de la aviación del futuro: desarrollar nuevos motores, más grandes y que consuman menos; y diseñar aviones más aerodinámicos.
A médicos y pacientes nos han lavado el cerebro hasta convencernos de que el colesterol elevado produce infartos. Al contrario: nos protege.
Acostumbrados a hacer el recuento de los éxitos de la medicina, muchos y sorprendentes, nos olvidamos de sus sonados fracasos.