COVID-19: las mentiras del Estado
Una acusación en la crisis de COVID-19: el Estado ha demostrado ser uno de los mayores productores de bulos y noticias falsas.
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Una acusación en la crisis de COVID-19: el Estado ha demostrado ser uno de los mayores productores de bulos y noticias falsas.
La falsa crisis de COVID-19 ha sido la excusa perfecta para ensayar un Estado mundial totalitario. Y el ensayo ha sido un éxito.
Oponerse a los encierros no es anteponer la economía a las personas, sino negarse a sacrificar unas vidas por otras. Los encierros matan.
La nueva crisis de salud pública, provocada por el destructivo e inútil régimen de encierros, superará con mucho a la mortalidad por COVID-19.
Quienes piden continuar con el bloqueo casi total, ignoran cinco hechos claves. Es hora de abandonar las hipótesis. Los hechos importan.
¿Será la «nueva normalidad» una forma de vida basada en el miedo, la sospecha y la sumisión al poder? Todo indica que sí.
El encierro y la «nueva normalidad» no matarán el virus, parte del ecosistema de la vida; matarán la libertad y los afectos naturales de la gente.
Entre el pánico, la incompetencia y los datos sin sentido que arroja la PCR, se ha creado la chapuza perfecta. Un gasto inútil más.
COVID-19 provoca poca mortalidad entre los profesionales sanitarios comparada con la de los demás adultos en edad de trabajar.
No proteger a los ancianos, cerrar escuelas y confinar a niños, fueron las acciones más irresponsables, destructivas y brutales del gobierno de España.
Miles de millones de personas se ven obligadas, paso a paso, a adoptar una forma de vida radicalmente diferente: medicalizada, subvencionada y sin libertad.
Del 75 al 90% de los infectados por coronavirus no tienen síntomas. Encerrar a la gente en casa es estúpido, porque es más seguro andar por la calle.
Los españoles cooperan con su gobierno, que los mantiene secuestrados, como corderos que van al matadero. Violencia consentida, sumisión cómplice.
Mientras en España todo se espera «de arriba», en Suiza se confía en que la responsabilidad individual conducirá a la responsabilidad colectiva.